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La carrera más difícil de Pippa Mann


La británica de 34 años planeó como hace regularmente ser parte de las 500 millas de Indianápolis, una vez más con el auto #63, pero nada salió como fue planeado.

Pippa Mann entró con un nuevo patrocinador este año llamado "Donate Life", una organización que promueve la donación de órganos, por lo que su campaña de marketing es un tanto diferente a la mayoría de los pilotos ya que apunta a la concientización y la sensibilidad. Además buscaba rendir homenaje a Bryan Clauson, quien fuera su compañero de equipo en esa carrera hace dos años atrás en la que se hicieron amigos, pero lamentablemente meses después Clauson falleció en una competencia de Midgets, el cual era un donante y permitió salvar vidas de varias personas.

Los primeros días de prácticas fueron para que ella descubra el nuevo kit aerodinámico ya que no pudo formar parte de los test antes de las actividades oficiales por problemas de presupuesto. Su actividad fue dentro de todo normal hasta el día viernes antes de la clasificación donde se dieron cuenta que la clasificación podía ser muy dura, y se sabía de antemano que dos autos se irían a su casa ya que había 35 inscritos para 33 lugares.

La clasificación tuvo su cuota de mala suerte, porque el clima no ayudó (se tuvo que detener por la lluvia) y un problemas de frenos además de una velocidad que no era la ideal provocaron que Mann quede 34ta y fuera de la Indy 500 por primera vez.

Salió del auto destrozada, muy afectada por lo sucedido y tuvo que cumplir con el compromiso de sacarse la foto con el auto para la colección del museo, una situación no muy agradable para ella al igual que la conferencia de prensa donde tuvo que explicar que fue lo que ocurrió.

Pero sus "500" no terminaron ahí, porque el inicio de esa semana tan esperada por tantos se dedica a la promoción de la carrera, de patrocinadores, visitas a centros de enseñanza, etc., y pese a quedar eliminada del único evento en el que pensaba participar en el año (a salvo que alguna oportunidad ocurra) cumplió con sus compromisos pactados, visitó un colegio con Scott Dixon y Ed Jones (pilotos de Chip Ganassi Racing), participó en sesión de autógrafos, además de ocuparse que algunos de sus patrocinadores estén en los otros autos del equipo.

No fue fácil, pero hizo todo lo que tuvo a su alcance para de cierta forma cumplir con los patrocinadores, y por sobre todo "dar la cara", ya que pasa en este deporte que ante alguna circunstancia la primer respuesta sea "déjenme solo", no pasa todos los días pero pasa.

A pesar de no poder competir, Pippa cumplió gran parte de su objetivo, el generar conciencia a las personas y brindar información para que puedan tomar la decisión de ser donantes, lo cual habla bien de su trabajo más allá del cockpit.

Si bien no tiene compromisos de competición para este 2018 (y buscará volver a la Indy 500 en el próximo año), continuará sus actividades como instructora en la escuela de pilotaje Lucas Oil, donde transmite su experiencia a chicas que buscan formarse como pilotos.